domingo, enero 01, 2006

El otro yo de la Bestia Salvaje


Tras el retrato que Fabián Casas (un buen amigo, pese a lo cuervo) publicó recientemente de otro buen amigo en un blog amigo, escribí alguna matización allí que republico aquí por pura consistencia editorial:

Yo también conozco a la Bestia Salvaje. Por suerte, es algo más que esta estampa navideña de Mr. Hyde que brinda Fabián (acertada, imagino). Su mejor amigo va a misa cada domingo. Él, en tanto, corre todos los días por el parque del Retiro. Se alimenta con tuppers preparados por su madre y una vez cada quince días pasa por casa a ver al Barça y tomarse una copita de pacharán. Es un tipo encantador, solo que cuando uno viaja es otro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
[...]

¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo ?me pregunto? todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?

(Oliverio Girondo)



Parece escrito para él. Yo, en cierto modo, lo comprendo. Pero me gustaría dejar mi opinión: lo más destacado de aquel al que llaman Bestia Salvaje no es la intensidad de sus actos, sino su capacidad para abarcar tantos puntos entre los extremos. Ni Albacete tiene tanta amplitud térmica.

saludos
ag.-